martes, 5 de junio de 2007

Los brigadistas de la Universidad Anáhuac comprometidos con los damnificados tras el paso de los huracanes Stan y Wilma


Brigada Mano Amiga de Fundación Altius

El Estado de Chiapas fue afectado por un desastre natural el pasado mes de octubre de 2005, el huracán Stan, por lo que varias zonas de este Estado quedaron afectadas y mucha gente damnificada.

La Universidad Anáhuac México Norte colocó un centro de acopio en la Sala de Exposiciones y pidió a cada Escuela o Facultad una serie de alimentos, para poder formar despensas, las cuales fueron transportadas en traileres hasta las comunidades afectadas.

Además, la Universidad Anáhuac realizó una serie de brigadas con la coordinación de Fundación Altius.

En la primera brigada, se contó con la participación de 40 alumnos voluntarios.

Para la segunda brigada, la mayoría de los brigadistas fueron alumnos de la Escuela de Medicina (aunque también se contó con la participación de los alumnos de la Escuela de Comunicación, Diego Planas, Alejandro Cañedo y Gerardo Cabal), y uno de ellos es Eric Yudelevich, alumno de segundo semestre de dicha carrera, quien en entrevista comentó que en la segunda brigada a Chiapas, y en la cual participó él, se contó con la participación de 120 personas, que al llegar al lugar el sábado 22, fueron divididas en tres grupos para asistir a tres comunidades:

1.- Huixtla:
-Población a 50 minutos de Tapachula.
-El río que cruzaba por uno de sus costados a 100 metros, se desbordó.
-Las casas que se encontraban cerca de la cuenta se llenaron de arena y lodo y sólo sobresalían unos 40 o 50 metros de las casas.
-La zona más afectada fue alrededor de 24 cuadras, en las que había 400 casas y 1300 personas, y algunas de las casas fueron arrastradas por el río.

2.- Mazatán:
Se encuentra a 45 minutos de Tapachula.
-Los ejidos de la colonia Buenos Aires fueron arrastrados por el agua.
-Es la región más pobre a la que llegaron las brigadas.

3.- Ciudad Hidalgo:
-Situado a 40 minutos de Tapachula
-Es frontera con Guatemala.
-El río creció unas 10 veces su tamaño llegando hasta la plaza de la ciudad.

A Eric le tocó hacer su aportación de ayuda en la primera comunidad antes mencionada (Huixtla).

Eric comentó que “es algo terrible informarse por los medios de comunicación la situación y sentir como desde la Ciudad de México no se puede hacer casi nada para ayudar a las comunidades afectadas”.

Estando en el lugar de los hechos, una de sus funciones como brigadista fue palear las casas sepultadas y él dice que “era impresionante, porque en la televisión por más que decían que una casa se llenó de lodo, el televidente no entiende lo que significa eso por completo y cuando se ve a la gente intentando sacar sus cosas, desenterrando objetos es increíble, porque los brigadistas tardábamos en desenterrar, por ejemplo una mesa tres o cuatro horas entre seis personas, debido a que no era fácil y la tierra estaba llena de agua por lo que era muy pesada”.

Otra de sus funciones como brigadista, fue la de realizar consultas médicas generales a los habitantes del lugar. La Secretaria de Salud de Huixtla se encargó de donar medicamentos que fueron entregados por los brigadistas después de que se realizara la receta médica, pero si no se contaba con la medicina necesaria, de igual forma se le daba una receta médica al paciente para que la adquiriera en una farmacia.

Un problema muy alarmante que Eric observó fue la falta de conciencia e información que se tiene en esa comunidad con relación al cuidado de la salud, ya que “el problema no era recetar y dar los medicamentos, sino que la gente realmente se los tomara y además, el hecho de que la ayuda médica debe ser constante, y no se sabe con exactitud cuándo irán médicos de nuevo a esas comunidades para darle un seguimiento al tratamiento de los pacientes de esta comunidad”.

Durante las consultas médicas, se pudo observar que la población de Huixtla padecía principalmente de gripas, faringoamigdalitis, rinitis, que es cuando hay mucha gripa, además, presencia hongos y diarrea.Por otra parte, se ha observado que el gobierno y específicamente el ejército están realizando grandes labores en Chiapas, esto lo pudo confirmar Eric, pues “en el albergue de Huixtla había un trailer del ejercito donde se preparaban todas las comidas para el albergue, además, ayudaban a palear sacando tierra de casas”. También, el centro de salud, se encargó de mandar grupos a las comunidades afectadas para prevenir brotes de epidemias, que en este caso, por el gran estancamiento de aguas que había en el lugar, se podía generar el Dengue, el cual es una especie de mosquito que puede proliferar en estas condiciones. Esto causó mucho miedo entre la población, pero la Secretaria de Salud se encargó de poner una gran cantidad de avisos para prohibir el consumo de esa agua y pedir que se consumiera agua limpia, aunque había poco agua limpia, además, el hecho contar con medicinas de prevención y hacer una fuerte campaña para avisar a la población de las consecuencias de consumir las aguas estancadas.

Cabe mencionar que Huixtla estaba considerada como el foco principal de epidemias causadas por el Dengue, así que el cuidado y control debía ser todavía mas estricto en este lugar. También, por la falta de agua limpia, y el desbordamiento de los ríos, la población se bañaba y consumía el agua que iba corriendo entre sus casas en forma de río, pero era agua bastante sucia.

En los medios de comunicación, se informó que el huracán Stan destruyó un mercado de alimentos en Ciudad Hidalgo y que estos productos se mezclaron con las aguas negras. La población, debido a la falta de alimento, había estado rescatando estos alimentos contaminados para comérselos, por lo que Eric comentó que “esta situación podría causar efectos importantes en la población, ya que toda esa comida al mezclarse con las aguas negras contenía muchas bacterias, lo que iba a provocar que la gente padeciera de Gastritis, problemas bastante fuertes Gastrointestinales, y además, las bacterias del Intestino no iban a poder digerir eso, y estas personas iban a acabar con el Estomago distendido, pero esto podía convertirse en algo peor, ya que esto podía afectar el Sistema Neurológico, y de hecho se intentaba que la gente no comiera de esos alimentos, y eso se vio durante las consultas médicas, cuando los pacientes me decían que no estaban comiendo verduras ni frutas porque no se los permite por el huracán la Secretaria de Salud, por lo que con esto se observa que si se le avisaba a la población acerca del riesgo de consumir ciertos alimentos”.

Para Eric, la aportación que hizo como brigadista le dejó la idea de que se necesita mucha ayuda en México. Por corrupción, o por desvío del Fondo de Desastres Naturales, muchas veces no se le puede ayudar a la gente tanto como se debería, pero sí se le está intentando ayudar y esto hizo que la gente de Chiapas se portara agradecida con los brigadistas por la ayuda que ellos dieron como respuesta al desastre natural.

La segunda brigada concluyó el viernes 28 de octubre y ese mismo día dio inició la tercera brigada, la cual contó con 110 integrantes que se dirigieron a Quintana Roo tras el paso del huracán Wilma.

En Playa del Carmen la ayuda consistió en ayudar a sacar la arena y pertenencias de las casas de los lugareños. Mientras tanto, en Cancún se ayudó en el centro de acopio a repartir víveres.
En Cozumel, una isla devastada por el viento de Wilma, la brigada Mano Amiga colaboró con la reconstrucción de los hogares y locales que fueron destruidos.

Los brigadistas también ayudaron en el centro de acopio, cerca del lugar que alberga a alrededor de 300 personas, a ordenar despensas y repartirlas. Esto es en el Centro de Convenciones de Cozumel. Los brigadistas están albergándose en el Colegio de Cozumel.

Para cerrar, Monseñor Pedro Pablo Elizondo, obispo de la prelatura de Cancún-Chetumal, en una misa alentó a los brigadistas a seguir con su esfuerzo, recalcando el “valor de dar”.

Las Brigadas Mano Amiga son organizadas por Fundación Altius, que busca la promoción del desarrollo integral de las personas más necesitadas.

Testimonios:

Diego Planas, estudiante de la Universidad Anáhuac y corresponsal de la segunda brigada Mano Amiga:

“Me fui a Chiapas por dos cosas. La primera es porque me mandaron del lugar donde trabajo, Fundación Altius, como reportero y vocero de la Fundación que las estaba coordinando a las Brigadas. La segunda es la misma razón por la que trabajo en Altius: siempre he tenido la pasión por querer sacar adelante a los más necesitados".

"Para mi fue cumplir mi sueño. Me di cuenta de que estar ahí es lo que podría hacer el resto de mi vida, con tal de que me pagaran hospedaje y vivienda. No soy la misma persona que salió un día de México creyendo que iba a ayudar. Llegué ayudado porque me encontré conmigo mismo y con personas que necesitaban de ese yo que salió en Chiapas. Realmente fue un parteaguas en mi vida, fuera de cursilerías".

"Los daños en Chiapas son meramente de infraestructura. Me refiero a que los puentes, las casas, los comercios y los plantíos están destruidos, inutilizables o han desaparecido. Los ríos han cambiado su afluente. Las personas de allá no reconocían ni sus propias tierras. La mayoría están muy desesperados porque no ven la ayuda que necesitan. Ellos no quieren solamente comida y agua para 3 o 4 meses. Necesitan saber qué van a hacer después, de qué van a vivir, dónde van a vivir. Si se les perdió su casa bajo metro y medio de arena, o su plantío bajo 50 centímetros de fango, o su comercio por 3 metros de lodo, no tienen a dónde ir ni de qué subsistir hasta que alguien los reubique y les dé una nueva forma de ganarse la vida". Curiosamente en los centros de los pueblos no hay destrucción, sólo en donde se desbordaron los cauces. El más largo que encontré fue un río que llegó a medir tres kilómetros de ancho".

"Yo ayudé a las personas como cualquier brigadista en las labores humanitarias. Esto era limpiando casas, repartiendo despensas, clasificando víveres, ropa y medicamentos y hasta haciendo recetas. Por otro lado yo en especial tuve la oportunidad de hablar con muchos de los afectados y dar a conocer sus historias en la prensa regional y en el sitio de Altius. Por último, cosa que cualquiera haría, intenté llevar más esperanza que otra cosa. Me desgasté física, emocional y psicológicamente. Pero más feliz no pude haber regresado".

"Estuve allá 6 días, aunque de viaje fueron 8 (dos de camión). Bueno si hablamos de viaje me la pasé de un lado a otro. Me rolaba con el coordinador de las brigadas en las tres comunidades que fuimos: Huixtla, Mazatán y Ciudad Hidalgo, todas alrededor de Tapachula al sur de Chiapas, en la frontera con Guatemala".

"Salí de México el 22 de octubre. Llegué allá el 23. Salí de allá el 27 para llegar aquí el 28.
En camión. Bastantes buenos (Estrella Blanca y Cristóbal Colón). Para moverme allá teníamos una súper Pickup 87 color gris con un faro".

"En la brigada que fuimos era de 120 personas. En total han salido más de 1,000 brigadistas de las distintas universidades en las 4 brigadas que ha habido".

"En Chiapas se vivió a lo que íbamos: a ayudar, a desvivirte para darle un poco de tu vida al que lo necesitaba. Todos los brigadistas íbamos en el mejor de los planes, y es por eso que se creó un ambiente increíble de camaradería y amistad. Aunque fue sólo una semana, se nos pasó más rápido de lo que creímos. Si a mi me lo hubieran pedido me hubiera quedado”.

Gustavo, voluntario en las Brigadas Mano Amiga:

“Afortunadamente el lodo se nos quedó no solo en los pantalones, la tierra no solo en las botas y zapatos desgastados, sino en la memoria que tiene eco en nuestras cotidianas acciones y en nuestro proyecto de vida, en el liderazgo que habremos de ejercer como profesionistas, como padres de familia y como amigos.” Gustavo, voluntario en las Brigadas Mano Amiga.

Manuel, voluntario en las Brigadas Mano Amiga :

“Estuve apoyando a la brigadas médicas, pero un día me apunté para ir a “palear” lodo. Fuimos a una casa de un viejito, tuvimos que quitar la reja para que las carretillas pasen y tuvimos que drenar el agua. El trabajo fue pesado, se logró hacer un canal para poder drenar el agua; hasta ese momento sentí que no estaba mal, que todo marcharía rápido y que terminaríamos el trabajo. Lastimosamente no era así: no cabíamos todos dentro del cuarto y no había fuerza suficiente para hacerlo rápido. Me di cuenta que todos disimulaban su cansancio por medio de canciones supe que ellos se merecían más que nadie el descansar y comer antes que los demás.”
Rodrigo Sánchez, voluntario en las Brigadas Mano Amiga:

“Es increíble, muy cansado, pero cuando acabas al final es lo mejor que alguien pudiera pedir”.

Referencias:

“ComunicArte”.
Martes 15 de noviembre de 2005.

Información de Diego Planas corresponsal de la segunda brigada.

Fotografías:
Eric Yudelevich y Diego Planas.

Segunda brigada Mano Amiga

Terecera brigada Mano Amiga

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